martes, 28 de enero de 2014

Le grand Porrina

Dicen que los genios son inmortales y en la capital pacense hay un gitano sempiterno, un artista afincado en el marquesado del arte que pervive en los anales de la historia flamenca: José Salazar Molina, 'Porrina de Badajoz'. Ese recuerdo imborrable del maestro de la Plaza Alta cristalizó la semana pasada en el 24 Festival Flamenco de la ciudad francesa de Nimes donde se rememoró la figura del gran gitano y de Badajoz como él tan bien cantaba en su fandango por antonomasia. Esas dos palabras son las constantes vitales del maestro de la Plaza Alta, "el amor a su pueblo y a su raza" como aseveró Paco Zambrano, director del Centro Extremeño del Flamenco. El biógrafo del marqués destacó en su ilustrativa conferencia los claroscuros del cante de Porrina, tan virtuosos como los de su paisano Zurbarán en la pintura. Habló de la voz de caramelo del pacense y dijo que tenía el mejor bajo en la historia del flamenco, pero dejó claro que no era su opinión sino la de Manuel Vallejo, segunda Llave de Oro del Cante. Junto a Zambrano estuvo María Escobar, hija de Porrina y Ramón El Portugués, yerno y sobrino del dandi flamenco.

Y ya por la noche la venusta ciudad provenzal se impregnó de jaleos y tangos con el espectáculo 'Extremadura rinde homenaje a Porrina de Badajoz' realizado con motivo del 90 aniversario del nacimiento de un cantaor emblema de la región. Flamenco con sello extremeño, con pedigrí de la Plaza Alta y emoción a raudales la que vivieron las más de 600 personas, con un tremendo amor y respeto por el arte jondo, que llenaron el teatro Bernardette Lafonte. Chaqueta blanca con clavel rojo en la solapa sobre una silla y su fandango emblemático sonando. Así empezó el espectáculo y con el cante por tonás de Pilar 'La Ratita' que continuó por malagueñas y conmovió al respetable por seguiriyas. El Chulo, bisnieto de Porrina, se templó con su precioso metal de voz por soleá que tornó en bulerías y la esencia llegó con Josefa 'La Negra', hija de Porrina, cuyos tangos y jaleos cautivaron al público nimeño. Una voz con sabor a un buen vino añejo, cante reposado y telúrico, flamenco sin artificios nacido de las entrañas del sentimiento.
Guadiana, que atesora una jondura envidiable, bordó la soleá y pellizcó por cantes de las minas, animó el teatro por tangos y le imprimió su rajo flamenco a su preciosa versión de la canción de Georges Moustaki 'El extranjero'. Miguel y Juan Vargas acariciaron sus guitarras de las que salen sonidos tan puros como preciosos. Tamara Silva, bisnieta del Porra, a las palmas y el adalid del ritmo Sabú Suárez a la percusión marcaron el compás al baile de El Peregrino, sembrado de arte con sus patás por bulerías. Fin de fiestas con otra pataíta de Ramón El Portugués y ovación de gala para este espectáculo con olor a la Plaza Alta. Unos aplausos que no sólo premiaron la gran actuación de los extremeños sino que sirvieron para honrar la memoria de un puntal del flamenco, de un cantaor al que las parcas nos robaron muy temprano, en 1977, pero que sigue muy presente porque el legado de 'le grand' Porrina es eterno.
Artículo publicado en El Periódico Extremadura: http://www.elperiodicoextremadura.com/noticias/escenarios/antonio-alcantara-grand-porrina_782670.html